Quien descompone?



Frutos podridos nace del vértigo durante la caída libre, mientras se mira hacia arriba.
El sonido se alimenta del miedo al vacío.  La necesidad de destrucción inminente contra el asfalto, es el ruido que se filtra entre la irregularidad de las fronteras imaginarias.
Capas digitales, maquinas incoherentes disfrazadas de vida se incorporan a las ramificaciones biológicas  de un cuerpo que se quiebra en  la re-interpretación analógica de la poesía sonora.

Nada existe. El universo sonoro esta cargado de lo infinito y lo inmaterial, solo en el momento en que el hombre decide imaginarlo asume su propia idea de la creación.
Frutos podridos representa lo poco que la nada debe representar, la descomposición en el momento mismo de la creación y la creación como instrumento de reflexión sobre una sociedad descompuesta.
La naturaleza misma del proyecto es lo indefinido, el accidente y el error, la imposibilidad de la constancia y el fracaso del discurso, en una mundo en donde hemos olvidado que la mejor forma de descubrirnos es poder tener miedo de si mismo.